Tuesday, March 29, 2011

En La Brecha





Nuestro Salvador y Redentor, Jesucristo, fue y aun es nuestro ejemplo del significado y la necesidad de ponerse en la brecha.  Sin la intervención de nuestro Salvador el hombre no tuviera acceso a la vida eterna.  Si Jesús no se hubiese puesto en la brecha, sería imposible para la humanidad mantenerse puro y limpio delante de Dios.  La brecha que el hombre le abrió a Satanás solo se podía cubrir con la sangre de Cristo y el sello del Espíritu Santo. Es de vida o muerte enfatizar que el hombre es redimido solo por Jesús el Cristo y Su amor en la cruz.  El amor es lo que lleva al intercesor a ponerse en la brecha.

Ponerse en la brecha no es más que interponerse (otro sinónimo es insertarse). Jesucristo no solo intervino entre Dios, Su padre, y el hombre sino que tapo la brecha abierta por el hombre a Satanás. Nuestro Salvador cambio el rumbo de la humanidad cuando se puso en la brecha por ella. El hombre estaba sentenciado a morir sin esperanza cuando le abrió brecha a Satanás.  Gracias damos a nuestro Señor Jesucristo que detuvo esa sentencia y le otorgo la oportunidad (por decisión) de elegir vida eterna. Jesús, el Cristo, cubrió la brecha, por la cual el hombre dio entrada a Satanás y sus malicias. Mediante a Jesucristo, el hombre puede combatir a Satanás y sus demonios porque la brecha ha sido cubierta y sellada por el Espíritu Santo. Satanás nunca entra por la puerta grande puesto que el es un ladrón. El es un engañador, usurpador. El no sabe entrar por el frente, el siempre entra por las brechas que están abierta, como los ladrones. Por lo tanto, no debemos abrir brechas para no dar entrada a Satanás y sus demonios a nuestra vida.

El creyente abre brechas cuando peca y no se arrepiente inmediatamente. La práctica del pecado le da permiso a Satanás para entrar a nuestra vida y hacer estragos. En Mateo 12: 43-45, La Escritura nos habla acerca de la casa que se limpia (arrepentimiento) y al tiempo viene el enemigo a chequearla de nuevo. Si la casa continua la práctica del pecado (arrepentimiento fingido), o simplemente vacía, el enemigo trae consigo peores demonios para que la habiten - [43] Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, [44] piensa: “Volveré a mi casa, de donde salí”. Cuando llega, la encuentra vacía, barrida y ordenada. [45] Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; vienen y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principioPor lo tanto es necesario que cuando limpiemos nuestra vida, al arrepentirnos de nuestros pecados, la mantengamos llena de Jesús y el Espíritu Santo. En caso que los espíritus inmundos, que antes de arrepentirnos habitaban, regresan, encuentren el lugar lleno de Dios y no vacio.
Es importante entender que todos somos intercesores, pero no todos nos ponemos en la brecha.  La Escritura habla de personas que fueron intercesores.  Como ejemplo tenemos a Ester, Daniel, y otros.  Ella también revela aquellos que se pusieron en la brecha por los pecados del pueblo. Entre ellos encontramos los profetas, Moisés.  Nosotros como iglesia intercedemos por el mundo para se arrepienta de sus pecados y  llegue al conocimiento de Jesús el Cristo.  También intercedemos los unos por los otros para que el Señor nos fortalezca y podamos vencer el mundo y sus deleites.  Pero nos ponemos en la brecha por nuestros hijos y por nuestros familiares para que las brechas que han abierto a Satanás sean cerradas y selladas. También nos ponemos en la brecha por aquellos creyentes que se han alejado de Cristo, aquellas ovejas perdidas que antes pertenecían al redil.  
Nos ponemos en la brecha por aquellos que una vez fueron y se han alejado, pero intercedemos por la humanidad para que venga al conocimiento de Jesús el Cristo. En la intercesión nos ponemos delante de Dios, en la brecha tapamos aberturas que se han abierto a Satanás.  Ponerse en la brecha requiere y envuelve más sacrificio.

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