“Y El le dijo: ¿Qué has hecho? La
voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra”
Génesis 4:10
¿Cuántas veces
hacemos perjuicio, sea premeditado/intencional/calculado o no, a nuestro
semejante pensando que nadie está observando o que el daño se quedara impune?
Jehová Dios separo lugares de refugios, los cuales eran reservados para
aquellos que cometían crimines accidentales, sin premeditación. Lo cual indica
que aun esos daños sin intención conllevan consecuencias. Caín pensó que su
delito no se había grabado en los cielos. Cuando fue confrontado por el Juez de
jueces, en vez de hablar arrepentimiento debido a su alma negra - poseído por
un espíritu de celos, trato de tapar su delito. Génesis 4:9 emite su respuesta a
Jehová Dios cuando Dios le pregunta por su hermano: “Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Dónde
está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi
hermano?” Caín fue
sentenciado al destierro por derramar sangre inocente. La sangre continua hablando/clamando
aun después de la muerte. La sangre de Abel clamaba aun después de su muerte. De
igual manera, la sangre (el dolor) de muchos heridos por hermanos en la fe
clama delante del Padre.
Cada vez que
ofendemos a un hermano, entristeciéndole su alma y espíritu, con palabras
necias es como si le estuviéramos clavando un puñal. Un arma verbal causa
desangre interno. Aunque la sangre no es visible al ojo humano, esta es visible
al ojo de Dios. Jesús sangro en el Getsemaní cuando envisionó su dolor en la
cruz. El dolor punzante hace que el corazón sangre, y varias veces las venas y
arterias se explotan de tanto dolor debido a la presión emocional. El chisme y
el falso testimonio son tipos de puñales con los que atacamos a los hermanos de
la fe. Aunque el hermano no sepa quién es el ofensor, el Espíritu Santo sabe. Todo
aquel que ha confesado a Jesucristo como Señor y Salvador de su alma, ha sido
rociado con Su sangre. Hebreos 12:14 revela: “y a Jesús, el mediador del nuevo pacto,
y a la sangre rociada que habla mejor que la
sangre de Abel.” Cuando hacemos daño a un cristiano, la sangre de este habla
y clama al Padre, El cual escucha y le hace justicia. Cada pesar causamos a un hermano en la
fe provoca que su sangre hable al Padre. ¿Cuál es la diferencia entre un
hermano biológico y un hermano en la fe? Los dos son unidos por sangre, ¿oh no?
Sin embargo consideramos a un hermano biológico como hermano ‘real’ mientras
que a un hermano en la fe como un ‘allegado.’ Todo esto se nota en la forma que
le tratamos. La forma de comunicación es diferente y el trato aun mas. Ejemplo de
esto es cuando nos encontramos un hermano en la fe en la calle, cuando no le
esquivamos, le decimos de lejos “Dios te bendiga” y esto ya por costumbre. Sin embargo
cuando nos encontramos con uno biológico, se nota la alegría (al menos no
existe disensión) y el trato es extremadamente diferente. ¿Por qué es esto si
los dos son hermanos por sangre? (El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu
le esta ensenando.)
Muchos se preguntan de dónde vienen sus
males. Antes de hacerse esa pregunta es mejor venir delante del Padre y pedirle
al Espíritu Santo que revele el corazón y los caminos que andan para saber si están
caminando de acuerdo a lo que predican y está escrito. El Espíritu Santo
siempre está dispuesto a revelar el corazón y los caminos que andamos. El está
disponible para escudriñar y revelar si le damos la oportunidad. El desea que
andemos en hermandad genuina, sin hipocresía, envidias, celos. Su deseo es que
andemos en Su Santidad. Lo que sucede es que muchas veces el corazón esta tan
entenebrecido que no escucha la reprensión del Espíritu. El Padre desea
bendecirnos con las bendiciones celestiales El preparo para cada persona. El individuo
es quien impide que esas bendiciones se activen en su vida por su mal
comportamiento, falta de hermandad y falta de madurez espiritual.
El hermano en la fe de Cristo tiene la
misma importancia/significancia, delante del Padre, que un hermano biológico. La
hermandad en la fe fue engendrada por la Sangre de Cristo derramada en la cruz.
¿Tiene esa Sangre importancia o no? ¿Es la sangre biológica/genética más que la
Sangre de Cristo? Debemos meditar en esto. Somos hermanos y no debemos
atacarnos ni apuñalarnos. El dolor de cada hermano en la fe debe ser nuestro
dolor. Pidamos al Espíritu que nos ayude a entender esta revelación y amar
nuestros hermanos en la fe de la misma manera que amamos nuestros hermanos biológicos.
Somos unos en Cristo, somos la familia cristiana y sangre inocente fue
derramada para hacer esto posible.
Escuche una anécdota de un predicador
que en medio de la exhortación/predica se levanta un hermano. Este le reprende,
desde el pulpito, con palabras duras diciéndole que no perturbe el servicio parándose
de su asiento y caminando. Cuando el hermanito se voltio, el predicador se dio
cuenta que tenia Síndrome de Down. El evangelista se entristeció de tal
magnitud y dijo a la congregación: “no puedo seguir predicando. Como puedo
predicar cuando he herido a un hermano.” Este paró el mensaje y se arrodillo
delante del altar en humildad. Ojala todos recibiéramos la convicción del Espíritu
cuando nos redarguye cada vez herimos a uno de la fe. Es mejor estar bien con
Dios que con el hombre. Es mejor agradarle a Dios que al hombre. Este
evangelista fue humilde y decidió que no era digno de predicar la Palabra de
Dios, en ese momento, porque había dañado a uno de Sus pequeñitos.
Deseo que este mensaje te toque y le
pidas al Espíritu que te muestre las personas y hermanos en la fe que has
herido, sea intencional o no, y que con humildad y verdad de corazón vayas y le
pidas perdón, que ofrezca una disculpa genuina por tu falta de control verbal. No
sea de aquellos que habla La Escritura, que por culpa de ellos muchos no vienen
a Cristo.