(1 y 2 Timoteo)
¿Qué hermoso
son los pies y los labios de aquellos que se dedican a predicar y enseñar la
sana Escritura? Tal ejemplo y caracterización de los primero discípulos, ilustrada
por el Maestro, escasea en estos tiempos. Los discípulos aprendieron de su
Maestro aprovechar el tiempo. Estaban tan inmerso en la Obra que muchos abandonaron
su profesión, trabajo, finanzas, y aun familias para expandir el Evangelio de
Jesucristo y discipular los que creían. Ellos, después de su nuevo nacimiento y
al recibir la revelación del Evangelio, entendieron la importancia y propósito
de sus vidas y no malgastaban su tiempo. Jesús le dijo a Nicodemo que era
necesario nacer de nuevo (Juan 3). El entendía que sin el nuevo nacimiento y revelación
del Reino el hombre no podría desprenderse de sí mismo para atender la Obra del
Reino. El egocentrismo no tiene lugar en lo enseñado por el Maestro, por
consiguiente los que habían recibido la revelación del Reino se dedicaron plenamente
a expandir y enseñar esta Revelación. Estos no entretenían los pleitos,
discusiones, vanas defensas, debates o violencia. Jesús no enseño estas cosas,
al contrario, El enseño humildad y dominio propio.
Las cartas de
Pablo a Timoteo educan al siervo de Dios para que sea un Buen Ministro de La
Palabra. Toda persona interesada en saber cómo debe comportarse un Ministro de
Dios debe instruirse en estas cartas (Claro está, quien mejor que el Maestro
para ser nuestro mejor ejemplo de compostura ministerial). Pablo exhorta a
Timoteo y a la vez lo fortalece para que no se deje intimidar de los llamados
maestros de La Palabra, de los cuales muchos eran Fariseos. Estos vivían de
apariencias, y buscaban su propia ganancia social y comodidades pero no ejercitaban
lo que enseñaban. Eran címbalos resonantes y enseñaban doctrinas de hombre.
Ponían cargas a estudiantes y seguidores de sus enseñanzas las cuales ellos no aplicaban.
La Biblia embarca todo lo que el hombre debe saber concerniente al mundo y el Reino
de Dios. Ella (La Biblia) está
disponible para todo el que quiera conocer de Dios y Su Reino. El hijo de Dios
tiene en su poder un arma potente, pero lamentablemente no la usa. Prefiere leer
otros libros y comentarios que hace referencia de Ella. Esos libros se pueden
leer siempre y cuando no le quiten el lugar a la lectura Bíblica. Estos solo
deben usarse como referencias ya que son falible.
2 Timoteo 3 describe
el carácter de los hombres de los postreros días. La descripción es bien clara
y especifica. Por lo tanto Pablo exhorta este joven ministro enfocarse en la predicación
de La Palabra: “ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza” y a la vez cuidarse de esos hombres: “Te encarezco delante de
Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su
manifestación y en su reino, que prediques la palabra;
que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo
cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se
amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad
el oído y se volverán a las fábulas. Pero tú sé sobrio en todo,
soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2
Timoteo 4:1-5); “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad” (2
Timoteo 2:15). Esta última exhortación es de suma importancia ya que a veces predicamos
La Palabra con denuedo y se nos olvida el testimonio. Pablo también suplicó a Timoteo que informara la
Iglesia de tales hombres:“Recuérdales esto, exhortándoles delante del Señor a que no
contiendan sobre palabras, lo cual para nada aprovecha, sino que es para
perdición de los oyentes. Ni
presten atención a fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas
más bien que edificación de Dios que es por fe…” Pablo entendía que existen los
débiles en la fe, por lo tanto desea que Timoteo enfatizara en la congregación
el mantenerse alejado de esos hombres perversos con ideas anatemas: “Pero el
Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la
fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios…”
En
realidad 1 y 2 Timoteo es una joya de material para ser un buen ministro de
Jesucristo. El capítulo 5 de 1 Timoteo da énfasis de cómo debe tratarse un
anciano y una viuda del Señor. Eso es importante en los ministerios ya que tanto
el anciano como la viuda son mayormente desatendido y no se da el respeto y
ayuda estos merecen. Estos dos libros deben estar en cada currículo de escuela
de liderazgo y teología. Un ministro no debe graduarse hasta que no presente
las cualidades que están expuestos en estos libros. Un predicador sin estas
características tiende a dañar el Reino y avergonzar el Evangelio de
Jesucristo.
1
Timoteo 3 describe, con exactitud, las características de un ministro:
Requisitos de los obispos
3 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.2 Pero
es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio,
prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;3 no
dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino
amable, apacible, no avaro;4 que gobierne bien su
casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad5 (pues
el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);6 no
un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.7 También
es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en
descrédito y en lazo del diablo.
Requisitos
de los diáconos
8 Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a
mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas;9 que
guarden el misterio de la fe con limpia conciencia.10 Y
éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado,
si son irreprensibles.11 Las mujeres asimismo
sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.12 Los
diáconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus
casas.13 Porque los que ejerzan bien el
diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en
Cristo Jesús.
El
misterio de la piedad
14 Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte,
15 para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de
Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad.16 E
indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios
fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.