15 “Y SAMUEL
dijo á Saúl: Jehová me envió á que te ungiese por rey sobre su pueblo Israel:
oye pues la voz de las palabras de Jehová.2 Así
ha dicho Jehová de los ejércitos: Acuérdome de lo que hizo Amalec á Israel;
que se le opuso en el camino, cuando subía de Egipto.3 Ve pues, y hiere á
Amalec, y destuiréis en él todo lo que tuviere: y no te apiades de él: mata
hombres y mujeres, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos.4 Saúl
pues juntó el pueblo, y reconociólos en Telaim, doscientos mil de á pie, y diez
mil hombres de Judá.5 Y viniendo Saúl á la ciudad
de Amalec, puso emboscada en el valle.6 Y dijo
Saúl al Cineo: Idos, apartaos, y salid de entre los de Amalec, para que no te
destruya juntamente con él: pues que tú hiciste misericordia con todos los
hijos de Israel, cuando subían de Egipto. Apartóse pues el Cineo de entre los
de Amalec.7 Y Saúl hirió á Amalec, desde Havila
hasta llegar á Shur, que está á la frontera de Egipto.8 Y tomó
vivo á Agag rey de Amalec, más á todo
el pueblo mató á filo de espada.9 Y Saúl y el
pueblo perdonaron á Agag, y á lo mejor de las ovejas, y al ganado mayor, á los
gruesos y á los carneros, y á todo lo bueno: que no lo quisieron destruir: mas
todo lo que era vil y flaco destruyeron”(1
Samuel 15:1-9).
¿Cuántas veces hemos comprometido nuestra integridad y valores para complacer a alguien? ¿Cuántas veces hemos ofendido a Jesucristo para quedar bien con alguien? Hemos preferido dar honor al hombre antes que a Dios. Muchos se cubren de la Misericordia de Dios diciendo “el Señor entiende porque hago esto o aquello” o, “el Señor conoce mi corazón.” Estos abusan de la Paciencia y Amor de Dios. Exactamente porque el Señor conoce nuestro corazón nos permite las pruebas. El Padre desea que conozcamos nuestras verdaderas intenciones mediante las pruebas; el corazón y la obediencia se prueban en las tribulaciones. "Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos" (Deuteronomio 8:2). Las experiencias que cruzamos en las pruebas son para purificarnos y discernir la realidad dentro de nosotros. Desobediencia es un indicativo de falta de conocimiento de Dios, y los que actúan con el fin de complacer al hombre no temen ni respetan a Dios. Por consiguiente, se les hace fácil quebrantar los Mandamientos de Dios; hombres sin conciencia ni reverencia a Dios que profesan de grandes títulos ministeriales, pero sus vidas contradicen lo que hablan.
El rey Saul es un ejemplo
de estos hombres. Siendo elegido y bendecido por Dios para trabajar con Él, no
le dio honra, temiendo y queriendo complacer al hombre mas que obedecer a Dios
que lo puso en lugar alto y privilegiado -primer rey de Su Pueblo. El libro de 1
Samuel capítulo 15 claramente muestra la falta de reverencia a Dios por el rey
Saul. Desobedeció la orden explicita que se le dio, y más adelante en el mismo capítulo,
podemos leer que ni siquiera mostro arrepentimiento, echándole la culpa a otros
de las directivas dadas a él. Sabemos, mediante Las Escrituras, que Dios eligió
a Saul como rey a petición de un rey por Su pueblo. El pueblo rechazo a Dios
como Rey y pidió un rey “como las demás naciones a sus alrededores.” Aun así,
Dios estaba dispuesto a darle la oportunidad a Saul que reinara bajo Su mandato;
obedeciendo todo lo que El le ordenara que hiciera. Pero este, no estando bajo
el corazón de Dios (como David) le fue fácil desviarse y desobedecerle.
El espíritu de Saul aun
prevalece en medio de la Iglesia de Jesucristo. Existen algunos que desean la
gloria y exaltación del hombre y comprometen la Verdad. venden la Verdad y la Unción
dada por Dios por un bocado de elogio. Estos desean ser reconocido y aceptado
por el hombre antes que obedecer al que Le llamo al ministerio. Por esto, muchos
ministerios han perdido la Unción del Padre, la Gloria de Dios se ha ido de en
medio de ellos por sus malas obras y falta de reverencia al que le dio el
llamado. Terminan como Saul, buscando medios, abominables, para cubrir y
mantener sus ministerios donde ya el Espíritu de Dios no está.
Las pruebas de parte de nuestro Padre Celestial
sirven para crear en nosotros un carácter similar al de Cristo: humildad,
sinceridad, integridad, sumisión, nunca son para destruirnos. Nuestro carácter tiende a
cambiar después que pasamos la prueba. En Deuteronomio 8, el Padre habla a Su
Pueblo, explicándole el porqué de las situaciones que vivieron en el camino a
la Tierra Prometida. Dios siempre tiene propósitos en las pruebas y
tribulaciones que pasemos. Aun en las situaciones que nosotros mismos causamos,
Dios las utiliza para cambio de carácter en nosotros, pero mas aun, para que Le
conozcamos más íntimamente y aprendamos a desarrollar dependencia en El.
Si en verdad amas a Dios, muéstralo en tu
obediencia. Él se deleita en la obediencia más que los sacrificios.