Monday, October 20, 2014

Todavía Estoy De Pie

Habacuc 3:17-19 (RV60)


Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales; 18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.

¡Cuán dificultoso es ver la claridad que esta después del túnel!

En tiempos de desiertos y sombras de muerte es muy difícil mantenerse positivo. El futuro se ve apagado, incierto y las fuerzas y el ánimo se debilitan. Esto se incrementa aun mayor cuando el dolor es causado por la misma persona de la cual te sostiene; la persona en la cual has depositado toda tu esperanza…Dios.
El Antiguo Testamento relata con amplitud y exactitud las veces el Dios de Israel le causo dolores, angustias, desesperaciones. Estos cruzaron desiertos amargos y muchos fueron aniquilados en el proceso. Aunque es cierto que Dios le había advertido a Israel que si no le obedecían las maldiciones de Deuteronomio 28 les iban a seguir, esto no quita la realidad del dolor.  Israel es un pueblo sufrido y ha pasado por el fuego consumidor de su Dios. Al igual que el pueblo de Israel, ¿cuantos han experimentado dolor causado por la mano de Dios?
Existe una explicación espiritual para todo lo que sucede al seguidor fiel de Dios. Job, hombre justo y fiel,  es un ejemplo individual de la permisión de Dios para que satanás lo quebrantara. Pero en ese quebrantamiento el conoció a Dios (cap. 1 y 42). Romano expone este concepto de forma clara y precisa: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (8:28RV60).  En Juan 16:33a Jesús dijo a sus seguidores: “En el mundo tendréis aflicciones; pero confiad, yo he vencido al mundo.”  Con todo esto entendemos que el sufrimiento es parte del vivir y el creyente no está exento de sufrir. Sin importar de dónde surge el dolor, sea de Dios para moldearnos a Su imagen (carácter) o por causa de  una desobediencia, lo importante es que aprendamos a regocijarnos en medio de ese dolor. Cuando hay regocijo hay enseñanza, ahí es donde Dios se revela y manifiesta. Él se deleita cuando sus hijos confían que Él tiene el control sobre el dolor y sobre la situación presente.  Pablo entendió que “bastándole Su Gracia” era donde iba encontrar fortaleza para su debilidad. Este pudo terminar la encomienda se le había comisionado porque entendió que el dolor causado por los sufrimientos presente no tenía control sobre él.
El dolor no debe ser causa para alejarnos del Camino. Al contrario, este debería ser un instrumento para acercarnos más a Dios, con ello entendiendo Su propósito para nuestra vida en el dolor presente.  Pablo sufrió inmensurablemente por predicar a Jesús y Su Evangelio.  Él se regocijaba en cada latigazo y cárcel que experimento.  Pablo entendió su propósito, tanto como iglesia al igual que como miembro individual, su llamado.  El dolor nos lleva acercarnos a Dios, sea para arrepentimiento porque le hemos fallado, o buscando alivio al dolor que causa  formación del carácter.
Habacuc entendió que a Dios no se le cuestiona ni reclama, solo se le cree y obedece. Este recibió alivio y consuelo cuando reconoció que Dios está en control de todo y que Su propósito para la humanidad es siempre para bien, aunque en el momento las cosas parezcan diferentes, turbias, tormentosas.  Dios nunca ha perdido una batalla, pero es Justicia y Verdad y castiga al desobediente y pecador. Pero Su misericordia es para siempre y tiene piedad de los suyos. Dios se deleita en los que confían en El, aun cuando no entienden el motivo o causa del dolor que atraviesan. En momentos de incertidumbre, donde el silencio de Dios predomina; cuando no entendemos por qué los impíos y pecadores progresan y no reciben su recompensa; cuando estamos en escases física, financiera y espiritual, debemos confiar que Dios está en control y en Su tiempo traerá alivio, consuelo, paz y regocijo a nuestra alma.  
La iglesia, el cuerpo de Cristo, debe mantenerse en la fe que ha creído y en la esperanza venidera. Decir como dijo Habacuc, Porque la higuera no florecerá, ni en las vides habrá fruto; la obra de la oliva mentirá, y los labrados no darán mantenimiento; las ovejas serán taladas de la majada, y en los corrales no habrá vacas”  pero aun con todo esto ¡nos mantendremos de pie!
 
 
 
 


 
 

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