“El Señor
Dios planto un huerto en Edén, al oriente, y en él puso al hombre que había
formado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de arboles hermosos de
ver, y buenos para comer, así como el árbol de la vida en medio del huerto, y
el árbol del conocimiento del bien y del mal” (Génesis 2: 8-9). “Entonces el Señor Dios tomo al hombre y lo
puso en el huerto de Edén para que lo cultivara y lo guardara. Y dio al hombre
este mandato: Puedes comer de todos los árboles del huerto; pero no comas del
árbol del conocimiento del bien y del mal, porque si comes de él morirás
irremediablemente”
(Génesis 2:15-17 versión Biblia de América).
El evento
de la creación es relatado de manera lucida y concisa para la comprensión del
lector. La intención del Creador es detallar y a la vez puntualizar Su creación
para el entendimiento humano. Dios hizo la creación con tiempo, dedicación,
cuidado y esmero. El entrego lo creado a
su máxima creación, el hombre - el cual creó a Su imagen y semejanza. Dios no
creo al hombre para ser esclavo ni subyugado, ni siquiera por El. Le permitió a
este elegir su propio destino. El quiso crear hombres con voluntad propia, no
marionetas ni monigotes manipulados o dominados. El amor del Creador es
perfecto y desea ser adorado por hombres de voluntad propia, no por títeres. Le
entrego Su creación para que este la cuidara, cultivara y reprodujera (Génesis
2:15-17).
A muchos creyentes le desagrada la idea de
voluntad propia, y se preguntan por qué Dios planto el árbol de vida y de
muerte uno al lado del otro. Cuando se regala juguetes a un niño, aun sabiendo que lo puede
destruir/romper inmediatamente, se le entrega y explica cómo cuidarlo; que
hacer para que no se dañe. Si ese niño sigue las instrucciones de cuidado, el
juguete puede durarle toda la vida, pero si hace lo contrario, entonces los
resultados pueden ser destructivos. De igual manera el Creador, al entregar la
creación al hombre, le dio mandatos específico, incluyendo la consecuencia si
ese mandato se violaba (Génesis 2: 25-27). Seguir instrucciones es sinónimo de
obediencia y apreciación. También muestra respeto al dador y valor al regalo. Penosamente para la humanidad, el
hombre hizo caso omiso a las especificaciones dadas cuando recibió el regalo de
la creación. Este lo tomo pero no siguió las instrucciones. Las consecuencias
fueron devastadoras afectando así el presente y futuro de la humanidad, al
punto que este perdió, no solamente la comodidad y seguridad en que vivía (el paraíso),
sino que perdió la relación con su Creador. Desde ese momento el hombre trato de restaurar
la relación con su Creador. Sin poder hacer nada por su propia fuerza o
esfuerzo, clamo al Creador para que le perdonara, el cual siendo misericordioso
lo escucho y le proveyó un Mediador entre El y el hombre, Jesucristo, su Hijo
Unigénito. Mediante el cual tenemos, nuevamente, relación directa con el
Creador.
El
libre albedrio, o decisión propia es una virtud. La Libertad fue concedida por
Dios para que el hombre sintiera identidad personal, valorando que era una
persona con ideas propias, no un muñeco. Un hombre sin libre albedrio es una figurilla
que necesita ser dirigida para que se mueva. El Creador suministró soplo de
vida al hombre para que este fuera libre y le sirviera en esa libertad. Dios desea
que el hombre le respete y alabe en su libertad, no por obligación ni miedo. Así
actúan los encarcelados, siguen el orden de la cárcel para no ser castigado. Dios
nos hizo libre y aspira ser adorado en ¡libertad, espíritu y verdad! El quiere
que aquellos que lo adoran, le adoren con entendimiento de que tienen otras
opciones.
En
el Huerto del Edén al hombre se le proporcionó lo necesario para vivir a su
deseo. Se le dio la oportunidad de vivir felizmente bajo la cobertura y
protección Divina, pero también se le cedió el derecho de conocer el bien y el
mal. Satanás y sus demonios habían sido expulsados del Cielo. Estos estaban en
el limbo, sin rumbo ni lugar destinado. No tenían entrada en el Trono de Dios. Al
Dios crear la tierra y la humanidad, estos encontraron lugar para atacar y
querer dominar. Desde el principio Satanás desea destruir la Obra de Dios. El
se goza cada instante un alma se pierde, y se goza aun mas cuando un creyente abandona
la fe cristiana. El seguir a Cristo es una decisión personal y envuelve
voluntad propia.
Igual
que en el Paraíso, también hoy existen dos mundos en uno: el del bien
(Cristo/ Vida) y el del mal (Satanás/Muerte). ¿Cual eliges tú?
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