Sunday, July 9, 2023

Unción Indescriptible: Tu Tumba Sigue Dando Vida

“Y murió Eliseo y lo sepultaron. Y las bandas de los moabitas solían invadir la tierra en la primavera de cada año. 21 Y cuando estaban sepultando a un hombre, he aquí, vieron una banda de merodeadores y arrojaron al hombre en la tumba de Eliseo. Y cuando el hombre cayó y tocó los huesos de Eliseo, revivió, y se puso en pie” (2 Reyes 13:20-21).

 

Que hermoso seria vivir una vida que aun nuestros huesos estén ungidos; una vida de separación y santidad que Dios use para manifestar Su Gloria. Leyendo la vida de Eliseo y los milagros Dios hizo por él, deberíamos desear apartarnos y que el Padre haga de nuestra existencia Su corona; olor fragante y vaso agradable. Esto no es envidiar, sino desear ser como estos hombres de Dios que se negaron a sí mismos dedicando sus vidas para servir y agradar a Dios. Hombres y mujeres que sacrificaron sus deseos personales e individuales para el bienestar de otros; de algo más grande que ellos mismos, el Reino de Dios.

Si tomamos decisiones de tal significancia, Dios puede usar nuestras vidas, así como uso a Eliseo, Elías, Abraham, Moisés, Juan el Bautista, Pablo, etc. Ellos participaron en el plan del Reino Celestial por su fe, obediencia, firmeza y dedicación; estos le creyeron al Dios de Israel y a Jesucristo.

Cuando anhelamos ministerios como estos hombres de Dios, tenemos que ser siervos que desean las cosas del Reino Celestial, y si entendiéramos el secreto de ver el Reino de Dios activo en nosotros en la tierra, nos entregáramos a la sujeción del Espíritu Santo deseando complacerle a Él y no a nosotros.  Pablo pronuncio Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20).  

Estos hombres y mujeres llegaron a ver la gloria de Dios y Su manifestación en medio de la humanidad por su sumisión. Deseamos ver la gloria de Dios, pero no queremos pagar el precio que esto requiere. Negarse a sí mismo es difícil en un mundo que busca su propio bienestar y gloria. Si el cristiano entendiera el secreto del Reino Celestial, dejara todo por él. Así como hizo el hombre que encontró un tesoro y compro el terreno, ya que era valioso. Solo él sabía del tesoro que existía, y dio todo por conseguir ese terreno; vendió todo para adquirir la finca. Si solo entendiéramos el valor del Reino Celestial, dejaríamos y entregaríamos todo por conseguirlo.

Decidamos tener vidas que dejen huellas en los corazones de aquellos que el Padre Celestial nos ha permitido tener algún tipo de contacto y conexión. A lo mejor no observemos cambios inmediatos, pero pueda ser que la semilla plantada y el testimonio evidente ayuden, en un futuro, en la convicción del Alma de esa persona. Que la fidelidad a la Fe que hemos creído toque el corazón de nuestros familiares y estos recuerden y testifiquen como nuestro vivir influencio sus vidas.


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