El entitlement
(Ingles) o sentido
del derecho no da lugar al agradecimiento. Estos dos
no se llevan entre sí; nunca estarán de acuerdo. No podemos decir que estamos
agradecidos y quejarnos a la vez de nuestras situaciones. El individuo que considera que es galardonador/merecedor
tiende a no ser agradecido. Esta actitud la observamos mucho en los hijos y en
personas con título o nobleza que esperan ser siempre alagados, reconocidos,
exaltados. Estos esperan ser tratados mejor que los demás y recibir el primer
lugar donde llegan.
En La Sagrada
Escritura encontramos casos e historias similares. Por ejemplo, las continuas
quejas del Pueblo de Dios; los 10 Leprosos - solo el Samaritano regreso
agradecer; Adam y Eva en el Paraíso – no se conformaron con lo que tenían, lo querían
TODO. Solo un árbol de la foresta le fue prohibido, pero por falta del
agradecimiento cedieron a la tentación y mentiras del diablo. El Sentido del
Derecho opaca el entendimiento. Aquellos con este espíritu, tienden a ser
exigentes, no se conforman con nada, no piden permiso ya que creen que los demás
deben seguir como ellos perciben las cosas. Están siempre en conflictos y
discusiones, ya que no aceptan lo opuesto a ellos. Este espíritu es uno de los espíritus
de Satán, ya que también él no se conformaba con ser el Ángel cercano a Dios,
sino que deseaba ser Dios.
En la Iglesia también
podemos observar este espíritu actuando en algunos líderes y familiares. Personas
que desean ser servidos en vez de servir. Algunos desean las sillas delante (a
veces en el Altar) para ser vistos por los hombres y alagados por ellos. Ministros
que refutan si no le dicen apóstol o reverendo. Observamos enorme desigualdad
de trato en la Iglesia. Sabemos que ese No
es el Espíritu de Cristo, ya que El mismo lavo los pies de los discípulos como señal
de humildad e igualdad entre los hermanos. Incluso, Jesús enfatizo que El vino
a servir, no a ser servido. Ese debe ser el espíritu que gobierne en la
Iglesia. Lamentablemente, observamos que muchos son alagados y exaltados más
que Jesucristo.
Nuestro Salvador y Señor Jesucristo no hace diferencia de personas, por consiguiente,
Su Iglesia tampoco debería. Es una vergüenza que esto esté sucediendo en la
Iglesia de Jesucristo. Mientras exista el espíritu de Sentido de Derecho, lo
cual es parte del espíritu de orgullo, existirá la diferencias y divisiones
entre congregaciones, líderes y miembros.
La humidad genuina de
corazón va de mano del agradecimiento. El hecho de ser llamados Iglesia de
Jesucristo no debe hacernos sentir mejor que los gentiles. Al contrario,
nuestro corazón debe estar compungido por ellos. Debemos tener el sentir que
hubo en Cristo Jesús, que no escatimo ser Hijo por amor a los gentiles. Nosotros
también en un tiempo fuimos llamados gentiles (fuera de la Gracia de Dios) y
nos habíamos olvidado de Jesucristo y Su sacrificio en la Cruz. Ahora debemos
hacer todo lo posible para alcanzar los gentiles para que se unan a la Familia
de Dios en Cristo Jesús.
No seamos como el
pueblo de Dios, que sentían que eran merecedor de todo, y en vez de dar gracias
a Dios por el Mana que recibían, se quejaron. Estos se quejaron en todo el
viaje por el desierto, incluso, su falta de agradecimiento los llevo a diseñar
y adorar un dios de oro. Tengamos cuidado y escudriñemos donde esta nuestro corazón.
Podemos caer en el pecado de quejas fácilmente. No somos mejor que el Pueblo de
Dios (Israel) en el desierto. Debemos utilizar la historia vivida de ese pueblo
como alerta para no hacer lo mismo. Si el pueblo de Dios hubiera sido
agradecido en el desierto, a lo mejor hubieran durado menos tiempo en él. Debemos considerar el Agradecimiento como una forma de Adoración
a Dios.
Seamos agradecidos en
todo y con esto agradaremos a Nuestro Padre Celestial.
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