Saturday, February 7, 2015

Poder Pentecostés

El poder pentecostés no es solo una experiencia interior. Hechos 2 muestra ese poder activo para la proclamación de las grandezas de Dios. El Pedro impulsivo, bajo el poder del pentecostés, es usado con unción y poder para predicar a Jesús de Nazaret a los presentes; el Cristo rechazado por los Suyos. Este pudo haber sido apedreado, como Esteban, pero el poder pentecostés en el le quito miedos y temores. Jesucristo fue muy claro y especifico cuando refirió el poder del Espíritu Santo en la vida del cristiano: “Ustedes recibirán la fuerza del Espíritu Santo; el vendrá sobre ustedes para que sean mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los extremos de la tierra” (Hechos 1:8 LBLA).  La primera comunidad cristiana entendía este concepto, ¿por que la iglesia de estos tiempos lo pasa por alto? Jesús prometió que cosas más grandes que las que El y Juan el Bautista hicieron, ocurrirían por medio de Su iglesia.  El dijo que Su iglesia seria bautizada, no solo con agua sino con Espíritu Santo (Hechos 1:5), y enfatizo que era necesario esperar esa promesa antes de empezar el ministerio. El ministerio sin poder pentecostés es un ministerio apagado, puesto por hombre. En esto se nota la diferencia entre ministerios extintos y ministerios triunfantes. Los discípulos de Jesús anhelaban el restablecimiento del reino de Israel. Ellos deseaban que fuera ya. Estos aun no entendían lo que el Maestro le hablaba mientras estuvo con ellos. Solo después que la promesa se activo en ellos, el día de pentecostés, pudieron empezar a entender la magnitud  del Reino que Jesús hablaba.
Desear el ministerio no es malo. El problema surge cuando no se espera el “día de pentecostés” para emprender. “…No salgan de Jerusalén; esperen la promesa que les hice de parte del Padre; porque Juan bautizo con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de pocos días” (Hechos 1:4-5 LBLA).  Saúl fue revestido de poder de Dios para reinar en Su pueblo, pero cuando ese poder le fue quitado, la ruina y muerte se apodero de él. Desde ese momento, un espíritu malo le atormentaba. El espíritu de Dios se apoderaba de Saúl cuando era necesario, ya que no era permanente sino temporal en el.  Contrario a David que el espíritu divino era de carácter permanente. “El espíritu divino entra en David, lo mismo que en Saúl (1 Sm 10: 6.10; 11.6); sin embargo, la indicación temporal a partir de aquel día parece señalar el carácter permanente, y no ocasional, de la permanencia de este espíritu de Dios en David” (comentario bíblico LBLA). Cuando el Espíritu de Dios se apodera del hombre, este puede hacer cosas para el Reino porque Dios está con él. 1 Samuel 10:6-7 revela esta verdad: “entonces se apoderara de ti el espíritu del Señor, profetizaras con ellos y te transformará en otro hombre. Cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te parezca bien porque Dios estará contigo.” Como el versículo lo expresa, habrán señales de parte de Dios, las cual El revelara, antes de iniciar el ministerio. Estas señales servirán de confirmación. Penosamente, muchos no esperan la confirmación y luego preguntan a Dios porque El no los respalda.
Varias veces confundimos el poder pentecostés con la presencia de Dios en nuestra vida. El poder pentecostés simula lo que vivió Saúl y David para ejercer el trabajo de Dios.  La presencia de Dios, mediante el Espíritu Santo siempre está con la iglesia, pero el poder pentecostés se activa cuando se necesita para cumplir una encomienda específica de Dios. Ejemplo de esto es cuando Jesús dijo que si nosotros (la iglesia) no hablaba, las piedras lo harían (Lucas 19:40), porque no es de nosotros sino de Dios el poder pentecostés.  Este conocimiento ayuda a mantener la humildad del que Dios usa. Así este no se enaltece creyendo que es de él la unción. Cuando se discierne erróneamente, muchos abusan de ese poder. Provocando que muchos le sigan y veneren, convirtiéndose en piedra de tropiezo para los que le siguen. Lamentablemente, ya no es el poder divino que los abriga sino un espíritu del mal, que podría ser enviado por Dios, “el espíritu del Señor se retiró de Saúl, y un mal espíritu, enviado por el Señor, se apodero de él” (1 Samuel 16:14).
Los discípulos tuvieron que esperar el tiempo de Dios, el día de pentecostés, para ejecutar el ministerio encomendado por Jesucristo.  Se puede deducir el entusiasmo que había en ellos para hablar de lo que fueron testigos. Pero tuvieron que esperar el tiempo determinado, después del pentecostés, para manifestarse. El Espíritu Santo ha repartido a la iglesia dones espirituales, talentos, ministerios. Igual que los discípulos, muchos están emocionados por iniciar lo que se le impartió. Es necesario esperar el tiempo establecido por Dios para activar ese ministerio. Este se revelara con señales y prodigios porque el poder pentecostés se manifestara. No se debe desesperar ni desmayar cuando  nada se ve a la vista física. Todo tiene su tiempo debajo del sol, y Dios nunca se tarda. Esperemos pacientemente a Jehová, en obediencia, y veremos el poder pentecostés activado en nosotros. Entonces seremos gloria para El ya que estaremos en Su tiempo!



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