“Y aconteció que
mientras la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra de Dios, estando
Jesús junto al lago de Genesaret, 2 vio dos barcas que estaban a
la orilla del lago, pero los pescadores habían bajado de ellas y lavaban las
redes. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, pidió que se
separara de tierra un poco; y sentándose, enseñaba a las multitudes desde la
barca. 4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Sal a la parte
más profunda y echad vuestras redes para pescar 5 Respondiendo Simón,
dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche y no hemos pescado nada,
pero porque tú lo pides, echaré las redes. 6 Y cuando lo hicieron,
encerraron una gran cantidad de peces, de modo que sus redes se rompían; 7 entonces
hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca para que
vinieran a ayudarlos. Y vinieron y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”
(Lucas 5:1-7).
Jesús llego junto a Genesaret y vio dos barcas, eligiendo la barca de Pedro… ¿Fue esto coincidencia? ¿Verdad que no? Todo estaba en el orden del Padre, con esto dando inicio al ministerio triunfal de Su Hijo Jesucristo con Sus primeros discípulos. Es hermoso destacar la bendición otros reciben cuando nosotros obedecemos. Cuando Simón obedeció a Jesús, y entro mar adentro, las barcas cercanas fueron bendecidas. Otro principio que se observa en estos versículos es que primeramente Jesús usa la barca de Simón para predicar Su Mensaje a los oyentes que esperaban oírle hablar, y luego que dio de comer vida espiritual a los oyentes, bendijo a los que le facilitaron la plataforma. Cuando depositamos lo que tenemos y poseemos al servicio de Jesús, esa obediencia y disposición es recompensada - "Seguir a Dios comienza con un pequeño acto de obediencia. Puede parecer insignificante o no relacionado con la tarea en cuestión, pero ahí es donde Dios quiere que comencemos".Como Iglesia, debemos aprender este orden de bendición; servicio a Cristo en amor y obediencia primero, luego las bendiciones siguen. Mateo 6:33 se hace evidente en este escenario: ¡Buscad primeramente el Reino de Dios…todas las demás cosas serán añadidas!
La multitud se agrupaba para escuchar hablar a Jesús, y era tanta que “se agolpaban sobre El.” Jesús necesitaba una plataforma alejada de la multitud, donde podría ser visto y escuchado eficazmente. Simón, y lo que poseía (la barca), fue el instrumento utilizado para cumplir esa misión. De igual manera, Jesús desea utilizar a cada uno de nosotros, y nuestros talentos, para que el Evangelio siga adelante, siendo publicado a todo ser humano para arrepentimiento y salvación. La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, es la Voz de Jesús en la tierra. El preparo Sus discípulos, para que prepararan a otros, así expandiendo el Cuerpo hasta que se formara el Instrumento que seguiría lo que El comenzó, hasta Su regreso. El ministerio de la Iglesia es de bendición a toda la humanidad; iluminando y dando sabor a este mundo seco y sombrío. Jesucristo y Su Evangelio es la única esperanza para este mundo.
Iglesia, donde quiera que estes, recuerda que eres de bendición. Tu proximidad a otros debe manifestar amor, paz, esperanza; los que se aproximan deben sentir la presencia de Cristo, deseando acercarse mas a ti porque inspiras armonía, ternura, confianza. Siempre recuerdas quién eres y lo que representas en medio de tu circulo. Si andas en obediencia, tratando de serle fiel a Cristo, esto se manifestará en los que te rodean. En Mateo 16, Jesús pregunta a Sus discípulos: ¿“Quien dice la gente que es el Hijo del Hombre?... “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Esta es una inferencia de la importancia del testimonio, como este puede levantar el Evangelio que predicamos o destruirlo si andamos mal. No solamente los de afuera (paganos) pero también el decir de los de adentro (hermanos en la fe) tiene importancia para que el Evangelio sea bien recibido.
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