“…Porque
todos nosotros habremos de comparecer ante el Tribunal del Cristo, como está
escrito: VIVO YO-DECLARA YAHWEH-QUE ANTE MI TODA RODILLA SE DOBLARA Y TODA
LENGUA ME CONFESARA. De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta a Dios
de sí mismo.”
(Romanos
14:10c-11 versión Peshitta)
La
expresión del verso 11 “CADA UNO DE
NOSOTROS RENDIRA CUENTA A DIOS DE SI MISMO” puede hacer temblar a muchos
creyentes. Este pasaje bíblico puede provocar que el corazón de un creyente
palpite. Apocalipsis 20: 11-15 habla del Trono Blanco y juicio de los muertos.
El v.12 hace referencia de “unos libros, y luego otro” que se abrieron. El
“otro” al que se refiere es el “libro de la vida” y aquel cuyo nombre no
estuviera escrito en el “otro” era arrojado al lago de fuego. Estas verdades bíblicas deben resonar y estar
presente en la mente de todo aquel que ha confesado a Cristo de todo corazón;
aquel que anhela Su llegada y cenar con El en el banquete tiene preparado para
los ‘vencedores”. La aspiración de un verdadero cristiano es oír cuando Su
Salvador le diga: “Ven buen siervo y siéntate a mi derecha.”
Se
debe reconocer que la Biblia es clara respeto aquellos que heredaran el Reino
de Dios: Los lavados con la sangre del Cordero, que permanecieron en la fe y en
La Palabra; aquellos que no doblaron rodillas a baales; aquellos que no
cedieron a la bestia; los vencedores del mundo y de la “carne”.
Existen
varias interpretaciones acerca del juicio del Trono Blanco; el “juicio
definitivo.” Unos alegan que habrá varios juicios, otros que es un solo juicio.
La verdad es que sea lo que sea, todos compareceremos al juicio del libro de la
vida. Apocalipsis 20:11-12 relata: “VI LUEGO UN TRONO GRANDE Y RESPLANDECIENTE.
TIERRA Y CIELO SE OCULTARON ANTE LA PRESENCIA DEL QUE ESTABA SENTADO SOBRE EL
TRONO Y DESAPARECIERON SIN DEJAR RASTRO. VI TAMBIEN A LOS MUERTOS, TANTO
PODEROSOS COMO HUMILDES, QUE ESTABAN DE PIE ANTE EL TRONO. FUERON ABIERTOS
ENTONCES LOS LIBROS; FUE ABIERTO OTRO LIBRO-EL LIBRO DE LA VIDA-, Y LOS MUERTOS
FUERON JUZGADOS SEGÚN SUS OBRAS, CONFORME A LO QUE ESTABA ESCRITO EN LOS
LIBROS” (versión Biblia de América).
Apocalipsis
es un libro que ha creado muchas controversias y discusiones entre los
eruditos. Pero es tiempo de enfocarnos en lo que nos va a llevar al cielo:
Jesucristo. ¡Él es el Camino, la Verdad,
y la Vida, y nadie viene al Padre sino es por El! por medio de Jesucristo hemos
adquirido vida eterna, Él es quien nos lleva al cielo, no es aquel quien
interprete mejor Las Escrituras o la predique. Las revelaciones de Dios
libertan y dan luz a La Palabra, pero las revelaciones recibidas, aunque
beneficiosas, no nos llevan a heredar el Reino. El tiempo es corto y debemos
predicar el evangelio, debemos predicar a Jesucristo, Él es La Palabra
vivificada. Rescatar las almas de satanás es el trabajo de la iglesia. La
revelación recibida de Dios, referente a Las Escrituras, es para edificación de
la iglesia y para estrategias a un mejor servicio a Él. La Biblia nos muestra y
ensena tácticas para rescatar las almas de satanás, para pelear las batallas
contra él y su ejército, contra el mundo y contra la carne.
Existen
muchos cristianos preocupados, queriendo saber que sucederá durante el juicio
final. Cuando nos mantenemos fieles a Cristo (de corazón) y Su Palabra,
haciendo lo que Él nos encomendó, amándonos los unos a los otros, no deberíamos
tener preocupaciones de lo que sucederá en el juicio del Trono Blanco. La
justicia de Dios juzgara a todos conforme a sus decisiones hecha en la tierra.
El Tribunal de Cristo dará las recompensas/coronas “según las obras” hechas.
Todavía hay tiempo para arrepentimiento y cambio de vida para que en ese juicio
no nos sorprendamos del veredicto. Solo Dios conoce el corazón del hombre; Él
sabe quién, de corazón, ama a Su Hijo y lo ha entronado en su corazón; lo ha
hecho Señor de su vida.
Sea
que muramos antes, o que estemos vivos para Su venida, asegurémonos que cuando
Cristo regrese por Su iglesia no nos encuentre desnudos y quedemos en vergüenza.
Ya después de la muerte o de Su venida, no hay más que hacer, solo una expectación
de juicio y espera. Arreglemos nuestra vida con Cristo y aceptémosle hoy y ¡hagámosle
nuestro Señor y Salvador!
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