“Y respondiendo el
espíritu malo, dijo: A Jesús conozco y sé quién es Pablo: más vosotros ¿quiénes
sois?” (Hechos 19:15 RV 1909).
La Biblia declara que los
espíritus inmundos no solo conocían a Jesús, pero también a Pablo. En los
Evangelios se encuentran varios sucesos donde los espíritus inmundos se manifiestan
al ver a Jesús. El libro de Hechos muestras escenas donde los Discípulos son reconocido
por espíritus de adivinación (Hechos 16). Cuando un hombre está lleno de la Gracia y Unción de Dios, los espíritus
inmundos lo identifican. Es de suma importancia tener estas coberturas, acompañadas
de “fe” y obediencia a Cristo para
que los demonios obedezcan. Sin estas coberturas y don, los demonios se reirán y
avergonzarán al que trata de repréndelos. Hechos 19:16 dice: “Y el
hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y
pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos.” Los demonios pueden discernir quien es de Cristo.
Mateo 17:14-18
presenta la epilepsia como una atadura satánica. El verso 15 especifica la
enfermad y el 18 señala la liberación: “Señor, ten misericordia de
mi hijo, porque es epiléptico y
sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Y
lo traje a tus discípulos y ellos no pudieron curarlo. Respondiendo Jesús,
dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con
vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo acá y Jesús lo reprendió y el demonio salió de
él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
Existen muchas personas atormentadas con espíritus
inmundos. Algunos luchan con espíritus de lascivias, otros con adiciones
(drogas, juegos,), desórdenes mentales y del sistema nervioso (esquizofrenia,
Epilepsia) y otras inmundicias y ataduras generacionales. También lazos de
creencias familiares que aun ejercen potestad; permanecen activa. Creyentes viviendo atormentados porque no se sujetan a Cristo; viven
tibios, en dos aguas. Estos creen en Cristo, han hecho la confesión de fe, pero
aun no deciden dejar el mundo; siguen atados a las cosas del mundo, dejando
puertas abiertas para ser atormentados. “Jesús
dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24 RV1960). Lucas 9:62 declara, “Nadie, que después
de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino de Dios (Lucas
9:62). Seguir a Cristo requiere determinación, conversión genuina y obediencia.
El hombre
no se hizo a sí mismo. Este fue creado por Dios, y solo Dios ejercía poderío
sobre él, pero en el Edén, en su libre decisión, dio potestad a la maldad para
que se activara y cultivara en él. Desde entonces, lucha con fuerzas de las
tinieblas. El hombre ahora decide quien le gobierne, Cristo o espíritus
inmundos, pero no está sin dueño; es sirviente de Dios o de satanás. El que no
es de Cristo, poderes satánicos tiene la libertad de residir en él,
atormentando su cuerpo y alma. Solo la presencia del Espíritu Santo morando en
el hombre impide que espíritus inmundos habiten en él. Esto solo se logra por
la fe en Cristo, aceptando que Él es Señor y Salvador de su vida. Juan 14:30
afirma que el príncipe de este mundo nada tuvo en Cristo, por consiguiente,
tampoco en los lavados con la sangre de Cristo, aquellos que le obedecen,
andando en el Espíritu. Efesios 6:12 declara que los cristianos no tienen lucha
contra carne ni sangre, pero contra principados y potestades de las huestes de maldad
de las tinieblas.
¿Te conocen
los demonios?
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