4 Por la fe Abel ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando muerto, todavía habla; 7 Por la fe Noé, siendo advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó un arca para la salvación de su casa, por la cual condenó al mundo, y llegó a ser heredero de la justicia que es según la fe. 8 Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. 9 Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña; 17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo; 18 fue a él a quien se le dijo: En Isaac te será llamada descendencia. 19 Él consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir (Hebreos:4,7.8.9.17.18.19LBLA). 6 Pero teniendo dones que difieren, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe (Romanos 12:6). 14 ¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? 26 Porque, así como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin las obras está muerta (Santiago 2:14, 26).
No es la fe lo que nos falta sino aplicarla.
Continuamente nos llenamos de orgullo al
decir que tenemos fe en Dios ¿qué es tener fe en Dios? la fe no es algo que
solo se dice, sino que se hace. Nuestro Padre Celestial es muy claro en
identificar los que tienen fe, “si me obedece.” Los que tienen fe obedecen y
hacen.
Leyendo estos versos Bíblicos podemos
identificar el denominador común…hacer, usar, actuar.
Santiago es más claro al decir “la fe sin obras es muerta” por lo tanto, la fe
debe llevarnos a una acción. La fe sin acción es solo confianza. En el libro de
Colosenses 1:3, el apóstol Pablo alaga a los hermanos de Colosa por sus obras
en fe, 3 “acordándonos sin cesar delante del Dios y
Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de
vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.” En las
cartas del apóstol Pablo, el no solo se refiere a los de Colosas, sino que
siempre exhorta activar y mostrar la fe de algún modo. Este le dice a su
discípulo Timoteo que se asegure de mantener una buena conciencia, lo cual es
parte de la fe, y resalta que “por no
haber tenido una buena conciencia algunos fracasaron en la fe… (1 Timoteo
1:19). La fe debe creer buena conciencia ya que desea agradar al
Consumador de esa Fe. La fe es acción, no vanas palabras para que los demás se
enteren de quien eres. Jesús nos dice que si vemos a alguien con hambre le
demos de comer, con frio, le ofrezcamos un abrigo; en la cárcel debemos
visitarle, más aún nos ordenó ir por todo el mundo predicando Su Evangelio. Por
lo tanto, la fe dicha y no hecha es solo una portada. El Evangelio no se va a
predicar solo, ¡debes predicarlo tú y testificar de su poder! Debemos ir,
caminar, hablar, ejecutar, evidenciar la fe que creemos.
La fe debe ser ejercitada. La demostración de creerle a Dios es un modo operandu; debe gestionarse; dar frutos y resultados visibles, evidentes.
La fe no puede ser heredada, mucho menos forzada. Muchos tienen una fe “fingida” para adquirir propias aventuras y hazañas; recibir aplausos de hombres, sirviendo su propio ego. Otros fingen tener fe para manipular y adquirir ganancias. La fe de apariencia es revelada en su falta de obras. La Biblia recuerda que por nuestra fe nos conocerán, ¿cómo nos conocerán? Porque la fe lleva frutos, obras de arrepentimiento. La Palabra dice que tenemos niveles de fe dado por el Padre. Entonces, ¿cómo se determina el nivel? ¿No es por las acciones? ¿Por los frutos que le siguen?
En 2 Timoteo el apóstol Pablo exalta la fe de su estudiante: “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (1:5). El apóstol acentuó este concepto de “fingida” porque también existe la fe falsa. Timoteo no heredo la fe de su abuela ni de su madre, pero al estar cerca de ellas y verlas actuar, decidió seguir la creencia de ellas.
La fe debe aplicarse. Similar al testimonio no hablado, la fe se categoriza por obras y acciones voluntarias y con gozo – sin planificación ni premeditación. Las obras de la fe son automáticas, espontaneas ya que está arraigada al corazón. La definición de testimonio es la acción sin habla – lo que haces dice mucho más que lo que dices. Santiago 2:18 relata: “ Pero alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras.” Parafraseando lo que Santiago escribió, muéstrame tu falta de fe sin obras, y yo te ensenare mis obras por la fe. Por consiguiente, no te mientas tú mismo diciendo que tienes fe y no necesitas hacer obras. Excusando tus acciones al decir que la Salvación es por Gracia. Es cierto, la Salvación es por Gracia, pero los frutos de la Salvación son las obras por fe. Jesús modela y ensena obras de amor y compasión en La Cruz. Nosotros también debemos mostrar obras de fe y arrepentimiento.
Tener fe y creer no es el mayor problema…ejecutar la fe en evidencias lo es. ¿Qué harías si Dios permite que satanás te quite todo como le quito a Job? ¿Cuál sería tu reacción si todo lo que consideras valioso lo pierdes? ¿Cuál es tu actitud ante los obstáculos de la vida? ¿Que sale de tu boca y hacia donde te diriges cuando las cosas no te salen como desearías? Las respuestas a estas preguntas te indicaran donde estás en tu fe.
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