Unción
de Saúl (1 Samuel capítulos 9 y 10)
Los pensamientos de
Dios, ¿Quién los conocerá? El nos asegura que tiene pensamientos de bien y no
de mal para nosotros (Jeremías 29:11). Isaías 55:9 denuncia que los
pensamientos y caminos de Dios son mucho más alto y profundo que los vuestros. Aun
así cuestionamos los acontecimientos que ocurren en nuestra vida. Cuestionar los
sucesos es una indicación de falta de conocimiento de Dios y falta de fe en Su
Palabra. Sea la situación que se esté viviendo, se debe creer que con Dios NUNCA
perdemos; en obedecerle no hay perdida! Cuando el tiempo marcado-para que Su
Poder se revele y manifieste- nada lo detendrá. La Biblia contiene innumerables
historias que confirman este hecho. La historia de Saúl y como este, siendo “un
benjaminita, de la más pequeña de las tribus de Israel, y mi familia es la
menor de todas las familias de la tribu de Benjamín…” (1 Samuel 9:21) fue rey. Lo
que Saúl tenia mas alejado de su coexistir, era ser rey del ¡Pueblo de Dios! pero
cuando llego el tiempo marcado para su vida, “…Dios le transformo el corazón”
(1 Samuel 10:9).
El encuentro
de Samuel y Saúl fue orquestrado por Dios. Mientras Saúl pensaba que solo
estaba en una encomienda de su padre (buscando las burras perdidas) Dios tenía
otros planes para él. El hombre en su humanidad, le dificulta percibir lo
espiritual o esperar en lo divino. Este está programado para ‘gratificación inmediata’ lo cual se
opone a la espera. Muchos dicen: “La espera desespera” pero el que practica
esta virtud es hombre sabio y lleno de dominio propio. Las bendiciones
celestiales se incrementan cuando esperamos en Dios, en Sus caminos y
pensamientos. Él se agrada de aquellos que esperan en El y derrama Gracia y
Poder. Mientras Saúl se definía como un simple
benjaminita, Dios lo había marcado para ser el primer rey de Su pueblo. Saúl declaraba ser
“pequeño” y “menor” pero para Dios era ¡UN REY!
El destino
de cada persona esta marcado en los cielos. Los días de vida de cada individuo fue
señalado antes de la creación del mundo. La Biblia comenta que nadie puede añadirse
estatura o vida: “Mas ¿quién de vosotros
podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo? ¿Y quién de vosotros,
por ansioso que esté, puede añadir una hora al curso de su vida?” (Mateo
6:27). Dios desea que andemos en Su Paz. El entiende que el hombre no tiene la
capacidad de estar en paz debido a su propio razonamiento y debilidad humana. Jesucristo dijo “mi paz os dejo, mi paz os doy…”
(Juan 14:27). Fuera de Dios no existe la paz. La ansiedad no añade día de vida,
al contrario, ni resuelve las vicisitudes. Las cosas serán y sucederán al
tiempo marcado por Dios, no antes ni después. Saúl y Samuel tuvieron su
encuentro cuando Dios lo dispuso. Samuel ungió a Saúl “y derramo el aceite
sobre la cabeza de” el “y lo beso diciendo: en verdad el Señor te unge como
jefe de su heredad” (1 Samuel 10:1).
En el libro de Dios cada persona tiene una razón de ser. Todos
fuimos creados con un plan divino. Muchos entorpecemos el tiempo de ese propósito cuando la desesperación toma control y actuamos
fuera del orden de Dios, pero el propósito se cumplirá según el dictamen de
Dios. Algunos ejemplos de hombres de la Biblia usados por Dios: Moisés, Jonás,
Oseas, jeremías, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, fueron instrumentos de
Dios para realizar proyectos de Dios. Sus destinos estaban marcados para realizar
y hacer cumplir la orden del Altísimo. Cada uno de esos hombres, elegidos y
determinados con designios específicos, partió con Dios. Jesucristo partió de
la tierra para seguir reinando con el Padre desde los cielos. De la misma
manera que Dios marco esos hombres con destinos determinados para Su Reino,
nosotros que vivimos también tenemos marcado un destino especifico para
continuar la misión de Dios para Su Reino.
No estemos inquietos, esperemos en obediencia. Nuestro destino
ha sido marcado por Dios. Él es quien te define, no es el hombre ni como tú te percibes.
Del mismo modo que Saúl, Dios te mira como alguien significativo para utilizar
en Su proyecto en la tierra. Eres una pieza importante del crucigrama de Dios,
mantente a la perspectiva de lo que El va a realizar mediante tu vida.
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